Ya no recuerdo que tribu los fue plantando. Tan ávidos estaban por espantar los espíritus malignos. Los ecos de sus palabras se deslizan por los costados. Los chamanes no prestaron atención a lo creado y fue así que los habitantes de entonces se fueron marchando. Pero el tótem aún se deja ver desde la playa. Por eso juego a buscarlos, aunque el solo pensar en encontrarlos me espanta.
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